Porcelanas Qing, la nueva tradición polícroma.

No hay nada mejor para salir de la monotonía en decoración que hacer un buen uso del color y recurrir a piezas con carácter antiguas o vintage, o en el caso de las chinas a reproducciones mucho más asequibles. Las piezas de porcelana que ofrecemos en nuestra tienda de decoración de Sevilla reúnen el encanto y frescura perfectos para integrarse en cualquier decoración actual aportándole un estilo único. Así, una preciosa pieza adquirida durante nuestro último viaje a China inspira este artículo, en el que intentaremos aproximarnos a su compresión y arrojar un poco de luz sobre una temática vasta y compleja.

Cuando hablamos de porcelana china en nuestra tienda de decoración de Sevilla, a menudo hacemos un símil que nos parece útil: hay que acercarse a ellas y observarlas como a cualquier otro tipo de lienzo en el que se ha reflejado una escena. Las reproducciones que ofrecemos suelen ser trabajos amateur inspirados en los clásicos y reinterpretados, siendo imposible encontrar una referencia exacta. Como meros aficionados, entenderlas mejor y disfrutarlas además de ser un reto apasionante, también supone un ejercicio de paciencia y descubrimiento tratando de organizar y dar sentido a una información dispersa que recopilamos consultando diversos manuales y explorando numerosas piezas de museos y casas de subastas.

A primera vista observando la gama cromática empleada vemos que sobre un denso fondo blanco destacan las notas de color verde, rojo, amarillo, azul y negro. También encontramos algunas pinceladas rosas. Esto nos ayuda a encuadrar el estilo, pues si bien las porcelanas Wucai (cinco colores) empezaron a producirse ya a finales de la dinastía Ming (posiblemente por la influencia de los encargos japoneses), aquellas eran de tonalidades más intensas y con decoración muy profusa. Aquí podemos apreciar que los colores son más suaves, y el jarrón está decorado con una escena que se desarrolla como si se tratase de una pintura que se desenrolla. Así tendremos que pensar que está inspirado por las porcelanas polícromas producidas durante la dinastía Qing.

Durante las décadas finales de la dinastía Ming tuvo lugar un declive generalizado que también afectó enormemente a su principal centro productor de porcelana, Jindezhen. La posterior llegada al trono del emperador Kangxi (segundo en la dinastía Qing y gran devoto del saber) supuso la reanimación de esta industria. A través de la implementación de considerables optimizaciones en diferentes etapas consiguió llevarla a una nueva era de máximo esplendor, siendo una época de gran experimentación cerámica en Jingdezhen con la producción de un sinfin de maravillosos ejemplares sin precedentes.

La porcelana Wucai del período Kangxi producida entre finales del siglo XVII e inicios del siglo XVIII es conocida en occidente como “porcelana de la familia verde”, teniendo como rasgo distintivo una decoración polícroma con una paleta de colores azul, rojo coral, negro, verde, amarillo y berenjena. Posteriormente se impuso la influencia del gusto y colores importados de Europa, decreciendo la producción de Wucai que pasó a llamarse Gucai (colores antiguos), en favor de los nuevos colores empolvados, Fencai. Esa nueva paleta conocida en occidente como “familia rosa”, permitía una mayor expresión artística, y fue llevada al máximo nivel en los ejemplares producidos durante el periodo Yongzheng. En una transición entre ambas familias podríamos encontrar las influencias de nuestra pieza.

Volviendo a nuestro jarrón de porcelana, en cuanto a la escena, como hemos comentado podemos ver que se despliega como un rollo continuo, al modo de las pinturas tradicionales en seda, una característica habitual en las porcelanas de estilo Qing. Se desarrolla en un jardín de corte rodeado por un paisaje montañoso con sauces, pinos y bambúes, todos ellos símbolos de fortaleza, resistencia y longevidad. A la izquierda vemos un séquito con parasoles que acompaña a una comitiva que, por su atuendo, deducimos que son monjes que se acercan hacia el templete donde se les va a hacer entrega de lo que parece una ofrenda. Indagando en el aspecto religioso podríamos deducir que se trata de un plato con comida, acto que correspondería a la tradición de ganar méritos en el budismo.

Por último observamos como en la parte inferior derecha aparecen representadas cortesanas con tocados de la dinastía Qing acompañando a una dama que se vislumbra a través de la rejilla de su palanquín y próximas a unos racimos de uvas, símbolo de abundancia, fecundidad y descendencia. Todo el conjunto presenta trazos relativamente difusos por lo que nos encontramos, en cuanto a la técnica, ante una obra sencilla y modesta. La nuestra es una libre interpretación de la escena a través del análisis de sus elementos sin haber podido identificarla, si bien pensamos que podría estar inspirada en relatos literarios de la época.